por Pep
Llopis
Este año hemos creído que era importante hacer una muestra de carácter intercultural y con una dimensión internacional. Músicas de diversos lugares del mundo, reflejo de la realidad cultural y social que vivimos a nivel mundial. Una forma de constatar las contradicciones entre poder y hecho cultural o una manera, también, de reflexionar sobre la riqueza cultural de diversos pueblos y sus condiciones de vida. Mostrar, en resumen una multiculturalidad musical que ha ido estando presente a lo largo de nuestras programaciones y que pensamos puede ser un vehículo de comunicación y paz entre las diferentes culturas. Tendremos además dos exposiciones conmemorativas y un concierto extraordinario para celebrar esta X edición del Aula.
Solamente nos puede acompañar un sentimiento de alegría después de llegar a un décimo aniversario. Una décima edición de esta muestra sonora que comenzó como una aventura incierta – recuerdo una primera reunión en la antigua sede de la SGAE en la plaza de San Agustín, con Juan Antonio Martín y Josep Lluis Galiana en 1996, que fue el inicio de todo – y que cada año se vuelve a presentar con la misma incertidumbre; pero que también cada año acaba surgiendo de nuevo y de nuevo está presente en la escena musical de la ciudad de Valencia.
Es evidente que estamos aquí gracias a nuestros patrocinadores y colaboradores y a una larga serie de personas que, cada uno en su medida, han hecho posible nuestra permanencia. A todos ellos nuestro más sincero agradecimiento por mantener su confianza en nuestro proyecto.
Pero también queremos decir un gracias con letras grandes dedicado a la enorme cantidad de músicos, compositores, creadores, performers, improvisadores… que han nutrido nuestras ediciones. No sólo por su creatividad, por sus propuestas, por su trabajo sonoro, por sus riesgos, por su generosidad, por su atrevimiento y abierta disposición a fusionarse y mezclarse con otros músicos y disciplinas sonoras. Si no también por una cuestión que he comprobado y vivido personalmente a lo largo del tiempo y que se ha repetido cada vez. Ha sido su actitud, su clara y firme decisión de participar en nuestro festival. Un acto de voluntad individualizada de querer estar por encima de los inconvenientes y de la – habitual – escasez de recursos económicos. Son ellos los que han hecho estos diez años del Aula. Esa ha sido la verdadera clave del alto nivel de las programaciones, del interés de las propuestas y de la aceptación por parte del público. No es nada extraño que vayan íntimamente ligadas la asunción del riesgo creativo con la clara decisión de mostrarlo y comunicarlo.
Al fin y al cabo, ese ha sido nuestro único objetivo desde el principio. Abrir un espacio para posibilitar la muestra de un amplio espectro de propuestas sonoras, atractivas por su calidad, su rigor y su riesgo. Como músico, como compositor, gracias compañeros por haber entendido nuestras intenciones. Ha sido y continúa siendo un privilegiado placer reencontraros en muchos de los casos, conoceros en otros y disfrutaros siempre.
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